El
segundo juego entre Miami y Boston se ha saldado con una nueva
derrota para los Celtics, pero esta ha sido diferente a la primera.
Los
Heat practican un juego demasiado extenuante para los Celtics. Hay un
par de equipos que aguantarían mejor ese endiablado ritmo de
contraataques y transiciones rápidas que ejecutan los Heat, pero
esos dos conjuntos, todos sabéis quienes son, están enzarzados en
otro duelo.
Boston
planteó mejor el segundo enfrentamiento, lo endureció y protegió
su zona de forma más efectiva. Las heridas producidas por las dos
ardientes espadas de Miami no fueron tan sangrientas como en el
primer partido.
Los
Celtics son capaces de resistir bien la primera parte (46-46 en el
primer juego y 53-46 en el segundo), pero el desgaste que genera el
estilo de juego que impone Miami no es el mismo para ambos. No es
proporcional. Los jugadores de Miami pierden frescura, por supuesto,
pero no al nivel que lo hacen los Celtics.
Boston
necesita darse treguas durante el partido para sostener el ritmo al
final del mismo, treguas que Miami sabe aprovechar.
Los
desequilibrios son claros y evidentes, ambos conjuntos saben como
jugar y como defender para herir al rival. Pero de saber que hacer, a
saberlo ejecutar con el suficiente grado de perfección para que sea
efectivo hay un abismo.
En
el segundo partido de la eliminatoria los Celtics han jugado más
duro y han sellado mejor la pintura. Intimidar a LeBron y Wade en el
territorio donde más daño pueden hacer les hará perder balones o
les obligará a doblarlo a jugadores abiertos. El problema es que si
les das demasiada presión a complementos pocas veces usados
previamente, lo más probable es que fallen el tiro. Exceptuando el
dúo estelar (Bosh está lesionado) sólo Chalmers es capaz de asumir
esa responsabilidad y meterla. Miami tan solo tiene un jugador que
supera el 40% en triples, Mike Miller se encuentra en un 41.7% ,
mientras que el segundo mejor triplista, en porcentaje, es Mario
Chalmers con un 36.5% . El resto de jugadores no supera el 30% de
acierto a pesar de que, muchas veces, tiran completamente solos, o
bien antes de recibir tardíos punteos del rival.
Blinda
la zona y conseguirás reducir muy mucho el daño que causarán los
Heat. Pero la dificultad no reside en hacerlo, lo realmente difícil
es mantenerlo. Para realizar ese juego de ayudas
tienes que gastar muchas fuerzas en defensa, y ir al choque ante dos
bestias físicas como LeBron y Wade es un desgaste añadido. Para
realizar ese juego con efectividad necesitas un pivot intimidador que
al mismo tiempo sea muy móvil y tenga cierta anticipación.
A
mi me cuesta creer que los Celtics estuviesen interesados en
traspasar a Rondo a mediados de temporada, pues es joven, y en su
puesto está al nivel de los mejores. “Sólo” debería mejorar el
tiro de media/larga distancia para convertirse en uno de los bases
más completos de la historia.
Ayer
un Rondo superlativo hizo temblar el American Airlines Arena (44 puntos, 10
asistencias, 8 rebotes) incluyendo un 2 de 2 en triples y cogiendo la
responsabilidad en los momentos decisivos. Quizá su par tenga parte
de culpa, pero Mario Chalmers (22 puntos, 6 asistencias, 4 rebotes)
también hizo un buen partido a pesar de no llegar a los números de
Rondo (nadie se lo pide), ayudó a mantener las distancias con Boston
y fue vital para reducirlas, mediados el segundo cuarto.
Las
premisas a seguir son claras. Los verdes tienen que nutrir de balones
a Garnett en la pintura, dejar que Rondo marque el ritmo del partido,
ser duros en defensa y rápidos en las ayudas/coberturas. Es
imposible que con la edad que tienen las estrellas verdes
(exceptuando a Rondo) y lo castigados que están con las lesiones,
puedan sostener ese ritmo defensivo los 48 minutos de juego, pero sus
desconexiones no pueden ser tan evidentes.
Miami
seguirá repitiendo el mismo concepto que lleva practicando toda la
temporada, y es que, aunque saben que no es infalible, es el sistema
que mejor resultado les da.
Mientras
tanto esperarán el regreso de su referente interior, uno de los
mejores cuatros de la liga, Chris Bosh. Puede que no lo necesiten
para vencer a los Celtics, pero en unas hipotéticas Finales sí que
lo necesitarán.
Ahora
la serie se traslada a Massachusetts. El Garden es un santuario
venerado por sus fieles, pero que se muestra despótico con el rival.
La nación verde aguarda ver el sufrimiento y la frustración que
provoca esa mítica cancha. Un campo que ha visto colapsar a algunas
de las mejores estrellas. Estrellas tan o más brillantes que las de
Miami.
En
ese “jardín” hay un intangible, un concepto abstracto, un halo
especial que el aficionado verde identifica como orgullo. Sea lo que sea, lo que emane de ese templo del baloncesto
alimentará a los Celtics, veremos si lo suficiente como para
doblegar a los Heat.
En
su jardín serán capaces de resistir mejor el sofocante calor con el
que Miami asfixia a sus rivales.
A mi parecer, Boston habría sido el justo vencedor del segundo encuentro, si no fuese por la ayudita arbitral con la que contaron los Heat. O más bien Lebron, porque parecía que mirarle mal era suficiente para que te pitasen falta sobre el.
ResponderEliminarVeremos si esta sobreprotección (que por otra parte no les hace falta para ganar) sigue en el garden.
Un saludo.