La
presión de los Playoffs no es fácil de manejar, necesitas
experimentar qué son para comprender lo que realmente significan. En
ellos está la frontera que separa los niños de los hombres, donde
se distingue a los buenos de los grandes. El sitio donde nacen
las leyendas.
El
joven equipo de Indiana ya saboreó las mieles de los Playoffs el año
anterior, donde un mar embravecido les escupió. Ese grupo de
jugadores, joven e inexperto, aún no estaba preparado para manejar
la presión que se respira en estas lides, pero aquella experiencia
les sirvió para madurar y darse cuenta de la abismal diferencia
entre un partido de temporada regular y una serie de Playoffs.
A
pesar de que empezaron dubitativos y fallones contra, para mi, el
equipo más flojo de estos Playoffs, superaron primera ronda.
Y, por el momento, no se han dejado cegar por el Sol de Miami.
A
todo esto a aparecido un factor inesperado, la lesión de Chris Bosh.
Una baja que si bien no les allana el camino, disminuye la
inclinación, casi vertical, de la cuesta que tenían que subir. Su
ausencia puede ser importante para el devenir de esta serie y
fundamental para las opciones de Miami en su camino hacia el anillo.
Las previsiones más optimistas le apartan de la canchas un mínimo
de 2 semanas, pronósticos más agoreros sitúan su perdida entre 4 y
6. Los Heat no contaban con este contratiempo. No están preparados
para él.
Todos
los equipos, incluido Miami, necesitan una referencia interior. En
verdad Wade y LeBron pisan la pintura con más asiduidad que Bosh,
pero eso en gran parte es gracias a él. Bosh se aleja de la
zona obligando a su defensor a hacer lo mismo, dejando el hueco para
que LeBron y Wade penetren con mayor facilidad.
Los
Heat tienen dos exteriores que monopolizan el balón, que se turnan
las posesiones y lo tiros obviando el desequilibrante factor que
tienen en la zona. Chris Bosh aguarda impasible a que las dos
estrellas le alimenten de balones para que él pueda alimentar al
equipo.
El
sistema de Spoelstra ha capado el juego de Bosh, lo ha reducido a un
complemento más. Su juego se basa en pick & pops o lanzamientos abiertos, rara vez lo buscan en el poste bajo, y aún
menos inician la jugada con él. Para Miami Bosh representa una
válvula de escape cuando el juego de sus dos estrellas perimetrales
está atascado, agotado. Chris Bosh limita su impacto en ataque para beneficiar a Wade y LeBron. Subyuga su
juego al de ellos, como todo el equipo, pero la diferencia radica en que él podría
ofrecer mucho más.
No
concibo, a pesar de que muchas veces haya sido así, que Chalmers
gaste más tiros que el propio Bosh.
En
su ausencia es cuando veremos la importancia que tenía (más allá
de números) en los Heat.
Miami lleva dos años practicando este juego de contraataques y
penetraciones que tan bien explotan Wade y LeBron, y a estas
alturas no lo van cambiar, pero sin Bosh la
defensa rival se va a comprimir mucho más y si tiradores como
Miller y, en menor medida, Battier o Chalmers no están acertados,
las penetraciones van a conllevar muchas pérdidas de balón y tiros
demasiado forzados, incluso para jugadores como Wade o LeBron.
Con
la pérdida de Chris Bosh pierden una media de 18 puntos y 8 rebotes
por encuentro, pero no sólo eso, también pierden una amenaza
interior, la única que tienen.
Sin
Bosh, el anillo que ansía el flamante MVP de la competición puede
demorarse un año más.
Es
evidente que Indiana no tiene las estrellas que tiene Miami, pero
compensa esa carencia con algo que los Heat no tienen. Juego en
equipo.
La
variedad ofensiva de los Pacers no será tan letal, pero es mucho más
variada, y eso permite un reparto de responsabilidades más
equilibrado que el asumido, desde ahora en su totalidad, por el
dúo de los Heat.
Indiana
tiene un arsenal más variado que el previsible ataque de Miami,
además no tiene las dificultades que pueden tener los Heat en el
juego estático. Es un equipo que defiende y en el cual hay más
jugadores capaces de anotar. Quizá sus puntas de lanza no sean tan
afiladas como las de Miami, pero son más numerosas.
En
la victoria de Indiana sobre los Heat, los Pacers han tenido hasta
seis jugadores por encima de los 7 puntos, algo que Miami envidia,
pues exceptuando el duo LeBron/Wade, nadie llegó a esa cifra de
anotación.
Puede
que no respondan, pero el dueto estelar tiene que hacer todo lo
posible para involucrar a sus compañeros y jugar un juego más
colectivo, deben hacerles más partícipes del ataque,
hacerles creer que son importantes para que lo sean.
Entre
ambos han hecho 52 de los 75 puntos de su equipo. Miami ha perdido, y no
es de extrañar. Sin Bosh los Heat dependen
demasiado de la dupla Wade/LeBron, pero aún así, las hirientes dagas de
Miami pueden dañar a los Pacers hasta hacerlos perecer si de su
plantilla no emerge un líder que, sin depender de él todo el
partido, aparezca en los momentos clave que habrá en la
eliminatoria. Si surge un faro que los ilumine, Indiana
puede vencer a los Heat.
La
baja de Bosh sería comparable a la de Gasol en los Lakers de los dos anillos, pues sin él no hubieran sido campeones. Y Miami no podrá
serlo sin Bosh.
Buen artículo, ya me gustaría que la prensa escrita que se vende en los quioscos tuviese este nivel.
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